Aquel niño en mis sueños, aquel niño sin piernas, viene a visistarme todas las noches, y por los días. Aparece desnudo en mi vientre despierto. Sus ojos miran mi vientre y se miran, a sí mismos se miran. Y luego quiebran en llanto.
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Caminó. Caminó lo más fuerte que pudo sin llegar a correr; su cuerpo no lo resistiría. Pero esta vez, por primera vez en mucho tiempo, quiso caminar hacia el futuro.
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