En un intento de decir,
sin saber exactamente qué ni cómo, ni cómo escaparse del intento.
En un intento de reconstruir,
sobre la tierra,
los cimientos de una ciudad enmarcada en límites falsos.
Nada sale.
Nada sale y las pocas palabras que se presentan no cuadran como deberían.
Y aún así el intento,
el llanto de las aves en el nido en mi garganta,
en el nudo aún tan invisible para ser desanudado.
Una explosión tras otra y ya no importa,
no más esquemas.
No más.
Alguien dice basta.
Alguien ha llegado, al fin, a donde la habían dejado.
Alguien se saluda y se abraza y se mira completa;
y sonríe.
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