Yo era de esos pequeños
soñadores capaces de todo,
de enfrentarse con furia al Dios mundo
por el sólo hecho de hacerlo.
Yo era de esos pequeños
partícipes de la gloria
derramando el cuerpo de a golpes
en la vorágine de la historia.
Yo era de esos pequeños
salvajes tiros de bronca
que imaginaban quebrar y hacer trizas
un orden de mugre y de pena.
Yo era de esos pequeños
que a la patria con su vida enamoran.
Madre mía, querida Argentina,
¿Dónde me dejé abandonada?
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