El día que
Sombra se fue, fue el primero de varios días sin que el sol se asomara por entre el denso paisaje gris y borroso del cielo. Nunca nada le había salido tan a la perfección y, a la vez, nunca nada le había resultado tan ajeno, tan despojado de sí. Tan incorpóreo como andar por allí, sin dueño, sin batalla, sin camino ni fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario