Un pájaro en el silencio.
La imagen se me viene a la cabeza. Es un pájaro y está adentro mío [dentro de mí].
La pregunta sobreviene.
¿Qué es eso? ¿Qué es 'mi adentro'?
No hay espacio en mí, dentro de mí, de mi cuerpo. No hay espacio vacío en mi entidad física, corpórea, que permita el hospedaje de tal pájaro y su silencio.
Toda cavidad en mi cuerpo tiene por sí algo que la llena, es así como está dispuesto en nuestra anatomía, y de no ser así no es más que una porción de nuestro sistema digestivo. Todos sabemos muy bien que no hay en él un afuera y un adentro, que no es más que un tubo kilométrico que nos atraviesa de principio a fin.
¿Dónde, entonces, está ese pájaro?
¿Qué es eso que yo llamo 'mi adentro'?
¿Existe acaso aquel silencio alado, ensimismado?
La nulidad se hace más presente y zumbante que nunca.
Y sin embargo, he allí el pájaro. He allí sus plumas y sus alas. He allí sus ojos cerrados.
Su silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario